lunes, 2 de mayo de 2011

F.M.I.

El FMI: Datos básicos
El Fondo Monetario Internacional se creó en la Conferencia de Bretton Woods, n 1944. Tiene su sede en la ciudad de Washington y es administrado por los gobiernos de 184 países miembros.
¿Qué es el Fondo Monetario Internacional?

El Fondo Monetario Internacional o FMI (en inglés: International Monetary Fund, IMF) fue fundado el 22 de julio de 1944 durante una Conferencia de la ONU en Bretton Woods, New Hampshire, Estados Unidos. 45 gobiernos acordaron establecer un marco de cooperación económica destinado a evitar que se repitieran las desastrosas políticas económicas que contribuyeron a provocar la Gran Depresión de los años treinta. Forma parte de los organismos especializados de las Naciones Unidas, siendo una organización intergubernamental que cuenta con 184 miembros. Actualmente tiene su sede en Washington, D.C. y su director actual (desde 4 de mayo de 2004) es Rodrigo Rato, de nacionalidad española.
Algunos datos
Número actual de países miembros: 184
Personal: Aproximadamente 2.700 funcionarios procedentes de 141 países.
Total de cuotas: US$311.000 millones (al 31 de agosto de 2004).
Préstamos pendientes de reembolso: US$97.000 millones a favor de 84 países, de los cuales 59 reciben préstamos por US$10.000 millones en condiciones concesionarias (al 31 de agosto de 2004).
Asistencia técnica provista: 367 años-empleado durante el ejercicio 2004.
Consultas de supervisión concluidas: 116 países durante el ejercicio 2004, de los cuales 92 publicaron voluntariamente los informes del personal.

Directores Gerentes del FMI
Camille Gutt (Bélgica, 1946-1951).
Ivar Rooth (Suecia, 1951-1956).
Per Jacobsson (Suecia, 1956-1963).
Pierre-Paul Schweitzer (Francia, 1963-1973).
H. Johannes Witterveen (Países Bajos, 1973-1978).
Jacques de Larosière (Francia, 1978-1987).
Michel Camdessus (Francia, 1987-2000).
Horst Köhler (Alemania, 2000-2004).
Rodrigo Rato (España, 2004-).
En el Artículo I del Convenio Constitutivo se establecen las principales responsabilidades del FMI:
Fomentar la cooperación monetaria internacional.
Facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional.
Fomentar la estabilidad cambiaria.
Coadyuvar a establecer un sistema multilateral de pagos.
Poner a disposición de los países miembros con dificultades de balanza de pagos (con las garantías adecuadas) los recursos de la institución.
Cada país aporta una cuota al FMI que se fija de acuerdo a: 1) el PBI 2) las reservas de oro, 3) la balanza comercial. Obviamente, mientras el PBI, las reservas de oro y el comercio del país miembro es más grande mayor es la cuota que aporta.
El poder de la votación de miembros está directamente relacionada a la cantidad de dinero con que ellos contribuyen a la institución a través de sus cuotas. Aquéllos a que contribuyen la mayoría el FMI se da la voz más fuerte por consiguiente determinando su políticas. Así, los Estados Unidos tienen ahora más de 265,000 votos, o sobre 18 por ciento del total; Palau tiene 272, o 0.002 por ciento de votos del total

Préstamos
Un país puede recibir del FMI un préstamo en moneda extranjera. El préstamo debe cancelarse (devolver el préstamo) en un plazo de 3 a 5 años. Los préstamos se efectúan de acuerdo a la cuota que paga cada país. El préstamo no puede ser mayor a 25% de la cuota. Cuando el préstamos pedido por el país miembro es mayor a este 25% se realiza un Préstamo Stan By (crédito provisional).Un Acuerdo Stand By, es cuando presta asistencia de corto plazo cuando hay déficit de carácter temporal o cíclico que afecte la balanza de pagos. Los anticipos se obtienen por etapas y su concesión depende de que se cumplan ciertos criterios de rendición. Para recibir este préstamo, el país miembro debe firmar una Carta de Intención. Para poder renovar los préstamos, el país miembro debe cumplir con las condiciones que el FMI exige a este país.
Desde hace dos décadas, el FMI ha prescrito para las economías con problemas del tercer mundo las mismas recetas:
Austeridad monetaria: Ajustar el flujo de dinero para elevar las tasas de interés interno al nivel que sea necesario para estabilizar el valor de la moneda local.
Austeridad fiscal: Aumentar los ingresos de impuestos y reducir dramáticamente los gastos gubernamentales.
Privatización: Vender las empresas públicas al sector privado.
Liberalización financiera: Remover las restricciones sobre la entrada y salida de capitales internacionales así como las restricciones sobre lo que se permite que compren, posean, y operen los negocios y los bancos extranjeros.
Sólo cuando los gobiernos firman este “acuerdo de ajuste estructural" el FMI acepta prestar los medios suficientes para impedir la insolvencia de los préstamos internacionales que llegan a vencimiento y que de otra manera no serían pagables. Organizar una reestructuración de la deuda del país entre prestamistas privados internacionales que incluye una promesa de nuevos préstamos.


El FMI según Stiglitz

Joseph Stiglitz, ex-Economista Jefe del Banco Mundial y Premio Nobel de Economía 2001.

“El FMI y el BM se originaron en la II Guerra como resultado de la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas en Bretón Woods, New Hampshire, en julio de 1944, y fueron parte del esfuerzo concertado para reconstruir Europa tras la devastación de la guerra y para salvar al mundo de depresiones económicas futuras. El nombre verdadero del Banco Mundial –Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo- refleja su misión original; la última parte, ‘Desarrollo’, fue añadido tardío. En ese entonces el grueso de los países del mundo subdesarrollado era aún colonias y se consideraba que los magros esfuerzos del desarrollo económico podían o habrían de ser responsabilidad de sus amos europeos.
La más ardua tarea de asegurar la estabilidad económica global fue confiada al FMI. Los congregados en Bretón Woods tenían muy presente la depresión mundial de los años treinta. Hace casi tres cuartos de siglo, el capitalismo afrontó la crisis más se era de su hi9storia . La Gran Depresión abarcó todo el planeta y registró incrementos inéditos de paro.
En su peor momento, la cuarta parte de la población activa estadounidense estaba desempleada. El economista británico John Maynard Keynes, que después sería un participante clave en Bretón Woods, planteó una explicación simple y un conjunto correspondientemente sencillo de prescripciones: la falta de una suficiente demanda agregada daba cuenta de las recesiones económicas; las políticas estatales podían estimular la demanda agregada. En los casos en los que la política monetaria fuera ineficaz, los gobiernos podían recurrir a políticas fiscales, subiendo el gasto o recortando los impuestos. Aunque los modelos subyacentes al análisis de Keynes fueron posteriormente criticados y refinados, llevando a una comprensión más cabal sobre por qué las fuerzas del mercado no operan rápidamente para ajustar la economía hasta el pleno empleo, las lecciones fundamentales siguen siendo válidas.
Al Fondo Monetario Internacional se le encargó impedir una nueva depresión global. Lo conseguiría descargando presión internacional sobre los países que no cumplían con su responsabilidad para mantener la demanda agregada global y dejaban que sus economías se desplomaran. Si fuera necesario, suministraría liquidez en forma de préstamos a los países que padecieran una coyuntura desfavorable y fueran incapaces de estimular la demanda agregada con sus propios recursos.
(...) El FMI surgió de la creencia en la necesidad de una acción colectiva a nivel global para lograr la estabilidad económica, igual que la ONU, surgió de la creencia en la necesidad de una acción colectiva a nivel global para lograr la estabilidad política. El FMI es una institución pública, establecida con dinero de los contribuyenes de todo el mundo. Es importante recordar esto, porque el Fondo no reporta directamente ni a los ciudadanos que lo pagan ni a aquellos cuyas vidas afecta. En vez de ello, reporta a los ministros de Hacienda y a los bancos centrales de los Gobiernos del mundo. Ellos ejercen su control a través de un complicado sistema de votación basado en buena medida en el poder económico de los países a finales de la II Guerra Mundial. Desde entonces ha habido algunos ajustes menores, por los que mandan son los grandes países desarrollados, y uno solo, los Estados Unidos, ostenta un veto efectivo (...)
El FMI ha cambiado profundamente a lo largo del tiempo. Fundado en la creencia de que los mercados funcionan muchas veces mal, ahora proclama la supremacía del mercado con fervor ideológico. Fundado en la creencia de que es necesaria una presión internacional sobre los países para que acometan políticas económicas expansivas –como subir el gasto, bajar los impuestos o reducir los tipos de interés para estimular la economía- hoy el FMI típicamente aporta dinero sólo si los países emprenden políticas como recortar los déficits y aumentar los impuestos o los tipos de interés, lo que contrae la economía. (...)
El cambio más dramático de estas instituciones tuvo lugar en los años ochenta, la era en la que Ronald Reagan y Margaret Thatcher predicaron la ideologías del libre mercado en los Estados Unidos y el Reino Unido.”
(39-40)


“La austeridad fiscal, la privatización y la liberalización de los mercados fueron los tres pilares aconsejados por el Consenso de Washington durante los años ochenta y noventa.
(...) La austeridad fiscal exagerada, bajo circunstancias inadecuadas, puede inducir recesiones y los altos tipos de interés ahogar a los empresarios incipientes. El FMI propició enérgicamente la privatización y la liberalización, a un ritmo que a menudo impuso costes apreciables sobre países que no estaban en condiciones de afrontarlos.” (90)
“...el FMI persigue no sólo los objetivos expuestos en su mandato original, la promoción de la estabilidad global y la garantía de que haya financiación para que países amenazados por una recesión puedan emprender políticas expansivas. También promueve los intereses de la comunidad financiera. Esto significa que el FMI tiene objetivos que suelen estar mutuamente en conflicto.”
(288)


“...buena parte de su personal clave provenía de la comunidad financiera, y muchos de ellos, tras servir con diligencia a dichos intereses, retornaba después a ocupar cargos bien pagados en la comunidad financiera. Stan Fischer, subdirector ejecutivo durante los episodios descritos en este libro, pasó directamente del FMI a ser vicepresidente en el Citigroup, el gran conglomerado financiero que incluye al Citibank. El presidente del Citigroup (presidente de su Comté Ejecutivo) era Robert Rubin, que cumplió como secretario del Tesoro un papel central en las políticas del FMI. Cabe preguntar: ¿fue Fischer generosamente retribuido por haber ejecutado fielmente lo que le dijeron que hiciese?”
(289)
“Es pues, comprensible que el FMI y las estrategias que impone a países de todo el mundo sean acogidos con tanta hostilidad. Los miles de millones de dólares que entrega son empleados para mantener los tipos de cambio a niveles insostenibles durante un período breve, durante el cual los extranjeros y los ricos pueden sacar su dinero del país en condiciones más favorables (merced a los mercados abiertos de capitales que el FMI ha recomendado a los paìses):”
(291)



“ ... las políticas recomendadas por el Fondo y el Tesoro en el Este asiático, Rusia y otros lugares eran los culpables: la liberalización de los mercados de capitales había desembocado en la especulación desestabilizadora, y la liberalización de los mercados financieros había llevado a malas prácticas en los préstamos.”
(294-295)


“Parte del problema no es la globalización sino el modo en que ha sido gestionada. Parte del problema radica en las instituciones económicas internacionales, como el FMI, el Banco Mundial, y la OMC, que ayudan a fijar las reglas del juego. Lo han hecho de formas que por lo general han favorecido los intereses de los países industrializados más avanzados –e intereses particulares dentro de esos países- más que los del mundo en desarrollo.”
(299)
“Si los intereses financieros han prevalecido en el pensamiento en el Fondo Monetario Internacional, los intereses comerciales han desempeñado un papel igualmente dominante en la Organización Mundial de Comercio. Si el FMI despacha a toda prisa la cuestión de los pobres pero no las magras sumas necesarias para sufragar subsidios alimentarios para quienes pierden sus empleos por culpa de los programas del FMI-, la OMC coloca el comercio por encima de todo lo demás. A quienes intentan prohibir el uso de redes que capturan langostinos pero también atrapan y ponen en peligro a las tortugas, la OMC les advierte que dicha regulación comporta una injustificada intrusión en el libre comercio. ¡Descubren así que las consideraciones comerciales subordinan a todas las demás, incluido el medio ambiente!”
(301)




“La pregunta es:¿cómo ha llegado a suceder esto? La respuesta no es difícil de encontrar: quienes se sientan en el FMI y toman las decisiones son los ministros de Hacienda y los gobernadores de los bancos centrales; y en la OMC son los ministros de Comercio.”
(312)
“Los derechos de voto cuentan, y cuenta quién se sienta a la mesa –aún con derechos limitados de voto; determinan cuáles son las voces que se oyen-. El FMI no se ocupa sólo de arreglos técnicos entre banqueros, como la manera de aumentar la eficiencia de los sistemas de compensación de cheques bancarios. Las acciones del FMI afectan a las vidas de miles de millones en el mundo en desarrollo, que sin embargo tienen poco que decir sobre ellas. Los trabajadores despedidos por culpa de los programas del FMI no se sientan a la mesa, mientras que los banqueros, que insisten en cobrar, están bien representados por los ministros de Hacienda y los gobernadores de los bancos centrales.

“La participación efectiva requiere que los representantes de los países en desarrollo estén bien informados. Como los países son pobres, no pueden pagar el personal como el que, por ejemplo, EE.UU. puede contratar para defender su posiciones en todas las instituciones económicas internacionales.”
(315)


“La falta de transparencia afecta a cada una de las instituciones internacionales, aunque de modo ligeramente distinto. En la OMC, todas las negociaciones que desembocan en acuerdos tienen lugar a puerta cerrada, lo que hace difícil percibir la influencia de los intereses corporativos y de otro tipo. Las deliberaciones de los paneles de la OMC que establecen si ha habido una violación de los acuerdos alcanzados por ella son secretas. Quizá no sea sorprendente el que los abogados mercantiles y antiguos funcionarios de Comercio que frecuentemente integran dichos paneles presten, por ejemplo, escasa atención al medio ambiente ...”
(316)


FMI: “... parte de sus problemas derivaba del desajuste entre su supuesto objetivo, el objetivo para el que fue originalmente creado, la promoción de la estabilidad económica global, y sus nuevos objetivos –como la liberalización de los mercados de capitales- que apuntaban más a servir a los intereses de la comunidad financiera que a la estabilidad global.”
(318)



“La cuestión de la responsabilidad moral de los acreedores fue particularmente visible en el caso de los préstamos de la guerra fría. Cuando el FMI y el BM prestaron dinero a Mobutu, el tristemente célebre mandatario de la República Democrática del Congo, sabían (o deberían haber sabido) que el grueso de ese dinero no se destinaría a ayudar a los pobres del país sino más bien a enriquecer a Mobutu. Era un dinero pagado para asegurar que ese corrupto líder mantuviera a su país alineado con Occidente. A muchos no les pareció justo que los contribuyentes comunes de países con Gobiernos corruptos debieran pagar los créditos concedidos a dirigentes que no los representaban.”
(338)

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