lunes, 23 de agosto de 2010

Cambios en la sociedad luego de la 2da. Guerra Mundial

desarrollo tecnológico y cambios sociales

“... lo más notable de esta época es hasta qué punto el motor aparente de la expansión económica fue la revolución tecnológica. En este sentido, no sólo contribuyó a la multiplicación de los productos de antes, mejorados, sino a la de productos desconocidos, incluidos muchos que prácticamente nadie se imaginaba siquiera antes de la guerra. Algunos productos revolucionarios, como los materiales sintéticos conocidos como ‘plásticos’, habían sido desarrollados en el período de entreguerras o incluso habían llegado a ser producidos comercialmente, como el nylon (1935), el poliéster y el polietileno. Otros, como la televisión y los magnetófonos, apenas acaban de salir de su fase experimental. La guerra, con su demanda de alta tecnología, preparó una serie de procesos revolucionarios luego adaptados al uso civil ...”
(Eric Hobsbawm – El siglo XX – p. 267)
“... la revolución tecnológica penetró en la conciencia del consumidor hasta tal punto, que la novedad se convirtió en el principal atractivo a la hora de venderlo todo, desde detergentes sintéticos (surgido en los años cincuenta) hasta ordenadores portátiles.”
(Idem. P. 268)

cambios en el rol social de la mujer

“En 1940 las mujeres casadas que vivían con sus maridos y trabajaban a cambio de un salario constituían menos del 14% de la población femenina de los Estados Unidos. En 1980 constituían algo más de la mitad, después de que el porcentaje se hubiera duplicado entre 1950 y 1970. La entrada de la mujer en el mercado laboral no era ninguna novedad a partir de finales del siglo XIX, el trabajo de oficina, en las tiendas y en determinados tipos de servicio, como la atención de centralitas telefónicas o el cuidado de personas, experimentaron una fuerte feminización, y estas ocupaciones terciarias se expandieron y crecieron a expensas (en cifras relativas y absolutas) tanto de las primarias como de las secundarias, es decir, de la agricultura y la industria.”
(Idem. pp. 312-313)
Las ciudades

Problemas urbanos: alza constante
de los precios de
de los terrenos.
Dificultades de
la circulación.
Contaminación
ambiental.Aglomeraciones de más de 2500 habitantes y alrededores urbanos de fuertes densidades:

1950 .................................................... 64,0%
1960 .................................................... 69,9%
1970 .................................................... 73,5%




“En estas grandes aglomeraciones, los alrededores van aumentando densidad de población en detrimento del centro, donde se estanca o disminuye. Los perímetros municipales céntricos son demasiado estrechos y , poco a poco, van cediendo terreno a las oficinas, pues la mayoría de habitantes busca cada vez más su lugar de residencia en la periferia de una zona urbana que se extiende como una mancha de aceite: el menor precio del terreno, la elevación del nivel de vida y la difusión del automóvil particular incentivan esta inmigración centrífuga, ... En New York City, en el centro, ya sólo viven los muy ricos o los muy pobres, las clases medias han poblado los alrededores (‘suburbs’). Este éxodo suburbano, fuente de dificultades financieras para la gran ciudad, resulta a la vez de la búsqueda de un ideal de vida (comunidad humana de reducidas dimensiones, homogeneidad social y étnica, preferencia por un hábitat horizontal, deseo de controlar la educación de los hijos), y del miedo a permanecer en contacto con los pobres y las tensiones del centro de la ciudad.”
(Heffer- Launay – “La Guerra Fría” p. 62-63)
“Cuando el campo se vacía se llenan las ciudades. El mundo de la segunda mitad del siglo XX se urbanizó como nunca.
(...) La típica ‘gran ciudad’ del mundo desarrollado se convirtió en una región de centros urbanos interrelacionados, situados generalmente alrededor de una zona administrativa o de negocios reconocible desde el aire como una especie de cordillera de bloques de pisos y rascacielos, ... Su interconexión, o tal vez la disrupción del tráfico de vehículos privados provocada por la ingente cantidad de automóviles en manos de particulares, se puso de manifiesto, a partir de los años sesenta, gracias a una nueva revolución en el transporte público. Jamás, desde la construcción de las primeras redes de tranvías y de metro, habían surgido tantas redes periféricas de circulación subterránea rápida en tantos lugares, de Viena a San Francisco, de Seúl a México. Al mismo tiempo, la descentralización se extendió, al irse desarrollando en los distintos barrios o complejos residenciales suburbanos sus propios servicios comerciales y de entretenimiento, sobre todo gracias a las ‘centros comerciales’ periféricos de inspiración norteamericana.”
(Hobsbawm; Historia del siglo XX)
“Nuevas construcciones, nuevas instalaciones industriales, una nueva red de caminos -...- todo esto fue una oportunidad para instalar plantas modernas, para electrificar, mecanizar y motorizar. El automóvil y el teléfono entraron en escena. Éstos, que alguna vez habían sido catalogados como artículos suntuarios para los ricos, se habían convertido en una necesidad. Mientras en 1953 apenas el 8 por ciento de los obreros franceses poseían un automóvil, catorce años después la cifra ya había llegado a la mitad. Entre 1954 y 1970, las familias con auto pasaron del 22,5 al 56,8 por ciento. Las calles se llenaban de vehículos tanto de día como de noche; se podían ver automóviles estacionados en el exterior de granjas que, aún después de la guerra, seguían utilizando caballos. La congestión del tránsito en las horas pico se convirtió en un problema y algo peor, y las ciudades tales como París comenzaron a medir la contaminación del aire y advertir a los ciudadanos con respecto a los inevitables venenos.
(...) las mismas personas que antes debían sentarse durante horas en un café para esperar recibir una llamada de larga distancia (tal vez mientras tomaban algo y jugaban a las cartas...), habían comenzado a tener teléfono en sus hogares. “
(David Landes – La riqueza y la pobreza de las naciones – p.593)

sociedad de consumo

Este desplazamiento del consumo de bienes indispensables para la supervivencia hacia lo que antes aparecía como superfluo o lujoso, caracteriza a la sociedad de consumo. El que quiera mejorar su posición social debe adquirir y poseer. Ahora bien , la publicidad empuja a la renovación constante de las necesidades con una profusión de elecciones donde el gusto de cada individuo por la variedad y la diversidad encuentra modo de satisfacerse, los límites de saturación y de satisfacción de los deseos van siempre más allá, pero crean, entre los que no puede seguir este ritmo desenfrenado de la moda, sentimientos de frustración, fuente de tensiones.”
(Heffer y Launay. p. 69)
“Vivo luego compro. En una sociedad de antiguos emigrantes que saben, en el fondo de sus corazones, que nada les une como el dólar, y no tanto por espíritu de lucro sino porque es un denominador común tanto de hecho como de lenguaje, la libertad consiste en comprar, vender, cambiar, aprovechar las rebajas, hipotecar, jugar a la Bolsa, pedir préstamos, invertir, ganar, perder, calcular tantos por ciento ...
La felicidad consiste en la creación ininterrumpida de nuevas necesidades y nuevos productos para satisfacerlas. Si no se piensa en comprar, vender y ofertar, es que se está cayendo en una pasividad que el sistema americano reprueba.
(...) No basta con decir a los Srs. Brown que beban Coca-Cola, que se limpien los dientes con Colgate y que circulen en un Ford: una mentalización y un lavado de cerebro continuos les recuerdan por todas partes, en las vallas de las carreteras, en los cielos, en los periódicos y en las pantallas que estos productos son unos amigos que les acompañan durante todo el día.
(A. Bosquet; “Les Americains son ils adultes?” en
Antonio Fernández; Historia Contemporánea)

masificación de los sistemas educativos

“... la demanda de plazas de enseñanza secundaria y, sobre todo, superior se multiplicó a un ritmo extraordinario, al igual que la cantidad de gente que había cursado o estaba cursando esos estudios.
Ese estallido numérico se dejó sentir sobre todo en la enseñanza universitaria, hasta entonces tan poco corriente que era insignificante desde el punto de vista demográfico, ...
... el 20 por 100 de la población de edad comprendida entre los 20 y 24 años estuviera recibiendo alguna forma de enseñanza formal.
(...) Entre 1960 y 1980, ciñéndonos a la cultivada Europa, lo típico fue que el número de estudiantes se triplicase o se cuadruplicase ...

(...) allí donde las familias podían escoger, corrían a meter a sus hijos en la enseñanza superior, porque era la mejor forma, con mucho, de conseguirles unos ingresos más elevados, pero, sobre todo, un nivel social más alto.”
(Ibídem.)

“... al universalizarse la enseñanza superior entre los hijos de la clase media, y verse obligados los padres a contribuir económicamente al mantenimiento de su prole hasta bien entrados los veinte años o más, el empleo remunerado dejó de ser sobre todo una declaración de independencia para la mujeres casadas de clase media, para convertirse en lo que era desde ya hacía tiempo para los pobres: una forma de llegar a fin de mes.” (p. 321)

cambios en la estructura de la familia

“... en Inglaterra y Gales, en 1938 había un divorcio por cada cincuenta y ocho bodas, pero a mediados de los ochenta, había uno por cada 2,2 bodas.
(...) En Bélgica, Francia y los Países Bajos el índice bruto de divorcios (el número anual de divorcios por cada 1000 habitantes) se triplicó aproximadamente entre 1970 y 1985.
(...) La cantidad de gente que vivía sola (es decir, que no pertenecía a una pareja o a una familia más amplia) también empezó a dispararse. En Gran Bretaña (...) entre 1960 y 1980 el porcentaje casi se duplicó pasando del 12 al 22 por 100 de todos los hogares, y en 1991 ya era más de la cuarta parte. En muchas de las grandes ciudades occidentales constituían más de la mitad de los hogares. En cambio, la típica familia nuclear occidental, la pareja casada con hijos, se encontraba en franca retirada. En los Estados Unidos estas familias cayeron del 44 por 100 del total de hogares al 20 por 100 en veinte años (1960-1980), en Suecia, donde casi la mitad de los niños a mediados de los ochenta eran hijos de madres solteras, pasaron del 37 al 25 por 100.
La crisis de la familia estaba vinculada a importantes cambios en las actitudes públicas acerca de la conducta sexual, la pareja y la procreación, (...) Oficialmente esta fue una época de liberalización extraordinaria tanto para los heterosexuales (o sea, sobre todo, para las mujeres, que hasta entonces había gozado de mucha menos libertad que los hombres) como para los homosexuales. (...) La venta de anticonceptivos y la información sobre los métodos de control de la natalidad se legalizaron (en EE.UU.) en 1971, yen 1975 un nuevo código de derecho familiar sustituyó al viejo ...”
( Idem. p. 325)

el mundo laboral

“... fuerte disminución absoluta y relativa de los trabajadores del sector agrícola; estancamiento e inicio de un descenso relativo de los empleos industriales; vigorosa expansión de los servicios característicos del sector terciario en detrimento de la población comprometida directamente en la producción de bienes de consumo ...
(...) el aumento del número de asalariados, que se generalizan en capas cada vez màs amplias de la población. En Estados Unidos, en 1970, casi nueve personas de cada diez son asalariadas; pero los obreros propiamente dichos no son más que una minoría. “
(Heffer y Launay – p. 65 – 66)

el mito de Superman

“ ... en una sociedad ... en la que las perturbaciones psicológicas, las frustraciones y los complejos de inferioridad están a la orden del día; en una sociedad industrial en la que el hombre se convierte en un número dentro del ámbito de una organización que decide por él; en la que la fuerza individual si no se ejerce en una actividad deportiva, queda humillada ante la fuerza de la máquina que actúa por y para el hombre, y determina incluso los movimientos de éste, en una sociedad de esta clase, el héroe positivo debe encarnar, además de todos los límites imaginables, las exigencias de potencia que el ciudadano vulgar alimenta y no puede satisfacer.
(...) la imagen de Superman puede ser identificada por el lector, En realidad, Superman vive entre los hombres, bajo la carne mortal del periodista Clark Kent. Y bajo tal aspecto es un tipo aparentemente medroso, tímido, de inteligencia mediocre, un poco tonto, miope, enamorado de su matriarcal y atractiva colega Lois Lane, (...) ; en realidad Clark kent personifica, de forma perfectamente típica, al lector medio, asaltado por los complejos (...); a lo largo de un obvio proceso de identificación, cualquier oficinista de cualquier ciudad americana alimenta secretamente la esperanza de que un día, de los despojos de su actual personalidad, florecerá un superhombre capaz de recuperar años de mediocridad.”
(Umberto Eco – Apocalípticos e integrados ante la cultura de masas – p. 259)

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